En el norte de India, en la frontera con Nepal, a más de 3 mil metros de altura se abre un nuevo convento, que cumplirá además funciones de hospital y escuela para niños y mujeres. Lideradas por la joven Madre Superiora Clodagh (Deborah Kerr, consistente como siempre) 5 monjas marchan para allí a poner las cosas en funcionamiento. Ya desde el principio las cosas no son sencillas. Más allá de los problemas geográficos y las diferencias culturales con los locales, hay algo- una tensión en el aire, un encuentro con la naturaleza, la presencia constante de un hombre (el musculado David Farrar)- que empieza a afectar a las monjas, especialmente a la más joven y ya de por sí alterada entre ellas, la Hermana Ruth (bien Kathleen Byron). Una notable producción británica- filmada por completo en estudios, que recrean con iluminación y decorados unos imponentes Himalayas (Oscar de ese año para Jack Cardiff y Alfred Junge, en sus respectivas categorías)- que mantiene en vilo durante los 100 minutos que dura y te pone nervioso sin que nunca puedas entender porqué te está poniendo nervioso. Un buen 4. Por Fito.
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Fito: 4
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