Un terrible accidente ocurre en la puerta de la casa de un profesor (Dirk Bogarde), dejando como saldo un muerto y una muchacha en shock. El muerto (Michael York) era uno de los mejores estudiantes del profesor y la chica (Jacqueline Sassard) su novia y también estudiante del dueño de casa. A partir de esta situación, se narra en un extenso flashback la relación entre estos tres (y un segundo profesor, interpretado por Stanley Baker) que de buenas a primeras no aparenta ser tan clara y quizá, sólo quizá, ese accidente no fue tal. Digámoslo desde un principio: es aburridísima. Sus 105 minutos se sienten eternos, condenados por pausas y silencios, en una película que es extremadamente teatral en su elaboración (no en vano el guión corre a cargo de Harold Pinter) y que desafía la paciencia del más pintado. Conmigo, me pudo. Me pasó por arriba por completo y pasando cuarenta minutos me importaba un rábano qué había pasado, cómo se relacionaban estos personajes y sí había un misterio hacía el final de su historia o no. Me veo tentado a darle un 1, pero me parece que sería exagerar. Va un apenas 2. Por Fito.
Puntajes:
Federico:
Fito: 2
Gastón:
Leo:
Rodrigo:
No hay comentarios:
Publicar un comentario