Es el año 1776 y Will Reynolds, el principal mercenario para la Compañía de Indias, está cansado de ser su asesino más efectivo. El problema es que cuando quiere cobrar lo adeudado y empezar una nueva vida, es traicionado. Dado por muerto tendrá una segunda oportunidad con una falsa identidad (un vicario) pero claro, sus cuitas sólo acaban de empezar. Así, la sinopsis puede dar a entender una historia divertida al menos (genérica, pero divertida) pero cuando tenemos un 0 grande como una casa en producción (todo es CGI, todo, hasta los postigos de las ventanas), en elenco (la única cara conocida es un delgadísimo John Rhys-Davis, sí, Gimli, cuya delgadez explica el hambre que tenía que estar pasando para aceptar filmar esto) y en guión (tiene giros ridículos a cada paso), sumando, para colmo, una moserga religiosa contundente (una búsqueda posterior encuentra que parte de sus fondos provienen de iglesias), sólo nos queda concluir que estamos frente a uno de esos 1 que hay que esquivar como facón de hombre malo. Por Fito.
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