La clásica historia de Julio Verne trasladada con fidelidad al celuloide. Su protagonista, Otto Lindenbrok (aquí deja de ser alemán, pasa a ser escocés y llamarse Henry Lindenbrook) encuentra la pista de un viejo explorador que lograse llegar al centro de nuestro planeta y para allá va, acompañado por un grupete de secundarios. En esta versión lo mejor por lejos pasa por la construcción de los distintos sets (las cavernas, el océano subterráneo, etc.) que son realmente magníficos. El resto, se lo ha comido los años y la ingenuidad con la que fue concebido (como muestra de esto último: se llevan como mascota un pato) así como que no hay actuaciones formidables (zafa el protagónico de James Mason, olvidemos el resto) ni resisten una mirada los efectos especiales (el clásico fotomontaje). Quedamos en un 2, quesevacé. Por Fito.
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