Chicago, 1924. Dos jóvenes ricos y extremadamente inteligentes, Judd y Artie (interpretados sobriamente por Dean Stockwell y Bradford Dillman) se consideran mucho más inteligentes que el resto de la gente y deciden probarlo cometiendo el crimen perfecto. El resultado está bastante lejos de ser considerado "perfecto" por lo que iremos viendo como de a poco se estrecha el cerco sobre estos dos psicópatas (y en ocasiones, ellos mismos ayudan a estrecharlo de manera bastante autodestructiva). La película reconstruye el caso real Leopold-Leob -que ha sido adaptado a la ficción varias veces, en el cine con "Rope" de Hitchcock y "Murder by Numbers" con Sandra Bullock por citar sólo dos- y está dividida en dos partes muy claras: thriller en su primera mitad (el crimen y la investigación que lleva adelante el fiscal interpretado estupendamente por E.G. Marshall) y "de juicio" en su segunda parte (que es cuando aparece Orson Wells que, a pesar de estar acreditado primero que nadie, demora su buena hora diez en mostrar la cara bastante cubierta por kilos de maquillaje). La dirección de Fleischer es sobria, sólida, apoyada en una excelente fotografía en blanco y negro. Sobre el final hay un largo monólogo de Wells contra la pena de muerte (cita directamente el discurso que hizo el legendario abogado Clarence Darrow en el caso real) que se me hizo cuesta arriba, más que nada por una falta de piedad personal -supongo yo- que no me dejó empatizar del todo con sus argumentos. 4. Por Fito.
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