La historia (con muchas libertades, inventos y hasta anécdotas de otras mujeres con similares relatos) de Joy Mangano, una humilde contadora de Boston quien a pesar del descreimiento y falta de apoyo de casi todo su contexto y familia (disfuncional es poco para describir a su familia), se las ingenió para salir adelante con un original invento: la milagrosa mopa autoenjuagable. La historia no se aparta un centímetro del clásico relato estadounidense del self-made man (woman en este caso) con su clásica estructura. Sabemos desde un principio que Joy lo va a lograr, por muy mal que lo pase. Arranca con nada, tiene la idea, se encuentra con dificultades, parece que no podrá, aparece una mínima esperanza, luego la esperanza posta, finalmente el problema duro, ese que parece que la derriba del todo y por fin, el liberador remate donde Joy se sale con la suya. Por muchas veces que se haya contado este tipo de relato, si está bien contado- si nos logramos identificar con Joy, su dilema, en definitiva si terminamos hinchando por ella- funciona. Y si algo hace el director Russell es contar bien sus historias. Además, tenemos un equipo ganador a bordo. Jennifer Lawrence en un protagónico total y probablemente consagratorio (si todavía le faltaba consagrarse), acompañada de buenos secundarios como Robert De Niro (por una vez no en piloto automático), Bradley Cooper, Edgar Ramírez, Diane Ladd, Virginia Madsen (haciendo un personaje completamente detestable) e Isabella Rossellini. Amén de todo lo anterior, hay un aporte casi pedagógico en el modo de mostrar cómo surgieron las televentas a mediados de los noventa. 4. Por Fito.
Puntajes:
Federico: 4
Fito: 4
Gastón:
Leo:
Rodrigo:
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