Dick y Jane (George Segal y Jane Fonda) son una pareja clase media alta de Los Angeles que un mal día se quedan sin trabajo (bah, él se queda sin trabajo, ella es una inútil ama de casa como nos recuerda la película constantemente durante su primera mitad). Allí, descubren que han vivido bastante por encima de sus posibilidades y que están, efectivamente, sin un mango y cargados de deudas. La película- una comedia, por si no ha quedado claro- se divide prácticamente en dos claras mitades. La primera, ver a Dick y Jane tratar de subsistir con los recursos al mínimo, consiguiendo trabajos que sienten poco dignos, buscando asistencia social (y todo eso es presentado como algo espantoso, sólo digno de chicanos o negros) y la segunda, cuando casi de casualidad comienzan una vida de crimen. Durante un buen rato, la cosa tiene pulsiones de humor absurdo que en algo disculpan el mensaje de la película (que encima de todo es continuamente machista y racista) que vendría siendo que es mejor volverte un ladrón que ser pobre (y ni te cuento si además sos de alguna minoría) pero en su recta final encima el guión se vuelve simplón hasta decir basta y los robos salen todos con una facilidad que asusta. Salvan la petisa Segal y Fonda- a quienes se ve muy divertidos y cómodos entre sí- pero divertir, lo que se dice divertir, está lejos de pasar. Habría que ver el remake de Jim Carrey y Tea Leoni de 2005 a ver si es más mijor. 2. Por Fito.
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