El silencioso dueño de una casa de empeños (Bin Won, el mismo que hacía de hijo en "Madeo" y cuesta reconocerlo) se limita a pasar sus días sin meterse en asuntos ajenos y sin trabar relación con nadie, salvo con una pequeña niña vecina (encantadora la nena). Pues resulta que la madre heroinómana de la nena roba droga a quién no debe, los mafiosos van a por ella y de paso se llevan a la hija. Pero también resulta que detrás del silencioso dueño de casa de empeños (con el peor corte emo de la historia del cine coreano) se ocultaba un agente gubernamental con un conjunto de habilidades específicas al estilo de las de Liam Neeson, quien estará más que dispuesto en ir a buscar a su amiga apilando todos los muñecos que haga falta. Si bien su argumento no difiere demasiado de "El Perfecto Asesino" o "Taken", las peculiaridades del cine coreano le dan su condimento distinto, empezando por los malos que a medida que excavamos en sus operaciones van subiendo niveles y niveles de depravación, al punto de ser prácticamente demoníacos de tan malvados, lo que lleva a que cuando nuestro protagonista los pica finito como pa'salame sentimos una alegría de lo más catártica. Y esto último además -la picada finito- está filmado como los dioses, con un talento insuperable para los combates mano a mano, con arma blanca o a tiros. Talento coreano, puro y duro. Alcanza el 4. Por Fito.
Nota: El título internacional es The Man From Nowhere.
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