El traslado de uno de los terroristas más buscados del mundo, realizado por el MI5, sale espectacularmente mal. Primero parece incompetencia pura y dura- y esto es relevante: la CIA busca controlar al MI5 apelando a esa misma incompetencia- pero luego se intuye sabotaje interno, o al menos eso intuye Harry Pearce (Peter Firth) jefe de la operación que salió mal. Harry desaparece para investigar por su cuenta pero eso lo vuelve de inmediato a sí mismo un sospechoso, por tanto el MI5 trae a un ex agente y protegido de Harry, Will Holloway (Kit Harington) a perseguirlo. La película reengancha la serie de mismo nombre- "Spooks"- que duró sus buenos 10 años (que yo nunca vi, pero eso no es impedimento alguno para ver esta película) y que imagino es tan solvente como la mayoría de las series de la televisión británica, y propone un relato que mezcla lo mejor de John Le Carré con escenas de acción vertiginosas a lo Misión Imposible o Jason Bourne. Si bien la parte de Harington está muy bien (y Jon Snow es eficaz en lo que le toca) el que se lleva el pez al agua es Firth, con su perfecto espía, curtido, desencantado y transformado por buscar el bien mayor en una persona bastante horrible. Sin dudas que como película de espías le da paliza y media a la última de James Bond. 4. Por Fito.
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