Chico prodigio con problemas de conducta comprende que al final lo importante no es el éxito ni ser reconocido como el mejor en su campo, sino el amor y la amistad, pero para poder llegar a comprender esto antes debe aprender a confiar en los que lo rodean. ¿Cuántas películas responden aproximadamente a este esquema básico? Pues acá va otra. Aquí el chico prodigio es Adam Jones (Bradley Cooper), el chico malo de las cocinas que luego de una especie de periplo de desintoxicación y cura de humildad, vuelve a Londres para romper todo y mostrar de una vez por todas quién es el capo. ¿Conseguirá que su restorán de medio pelo gane una de las míticas estrellas Michelín y se sitúe por fin en el mapa gastronómico europeo? ¿Se quedará con la chica linda y trabajadora (que también es madre soltera) o le romperá el corazón como un idiota? Estas son las modestísimas cuestiones que sostienen la tensión de la película y la mantienen en movimiento. Para que no percibamos claramente que ya vimos todo esto muchas veces, la estética es sumamente cool, con un montaje vivaz y dinámico que intenta insuflarle interés a un bodoque inane. 1. Por Leo.
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