Durante la caza de brujas contra el comunismo en EEUU entre 1950 y 1956, Hollywood fue uno de los blancos más notorios del senador Joseph McCarthy y el Comité de Actividades Antiamericanas. Actores, directores y guionistas fueron perseguidos por sus supuestas filiaciones con organizaciones comunistas: muchos perdieron sus trabajos al pasar a formar parte de la lista negra; muchos otros llegaron a ser encarcelados, entre estos se cuenta el nombre de Dalton Trumbo. Para los guionistas perseguidos, la única forma de seguir trabajando era hacerlo bajo seudónimos. En una entrevista que le realizara The Telegraph luego del estreno de "Trumbo", el veteranísimo Kirk Douglas cuenta que: "Cuando contraté a Dalton Trumbo para que escribiera el guión de "Espartaco" bajo el seudónimo de Sam Jackson, todos habíamos estado empleando a los escritores de la lista negra. Era un secreto a voces y un acto de hipocresía, así como una manera de conseguir los mejores talentos a precios de ganga. Yo odiaba ser parte de un sistema de este tipo". Este secreto a voces amparó a Trumbo, que se hizo con dos premios Oscar bajo nombres falsos. En la película, Bryan Cranston demuestra su estatura actoral (estuvo nominado por este rol) y se convierte en la columna sobre la que se edifica toda la historia. El reparto es excelente (cuenta, entre otros, con Hellen Mirren, Diane Lane y Michael Stuhlbarg, el talento en las sombras) y la película avanza con oficio y fuerza como una breve lección de la historia que podría formar parte de un capítulo titulado: "De la intolerancia ideológica en la tierra de la libertad". 4. Por Leo.
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