Cine gastronómico multiétnico mainstream bienpensante y con intenciones nobles. Familia que tiene que huir de la India cuando les incendian el restorán y llegan a un pequeño pueblo del sur de Francia para volver a empezar. Obviamente, chocan con la incomprensión y resistencia de los pueblerinos, y hasta deben enfrentar las dificultades que les pone en el camino la dueña del prestigioso restorán local, la elegante Miss Mallory, la refinada harpía inglesa interpretada por Hellen Mirren. La película no depara ninguna sorpresa, uno podría prever con increíble exactitud cuáles serán los giros del guión y cuándo se producirán. El prejuicio cultural positivo es el que se esconde detrás de los inmigrantes indios: ingenuos y tenaces, coloridos y escandalosos, tan llenos de vida como de especias está su comida. Es su alegre vitalidad la que consigue desbaratar la barricada cultural. La película está llena de buenas intenciones, sí, intenciones de propagar un mensaje de tolerancia e inclusión hacia el diferente; pero estas intenciones solo rascan con candidez la superficie de un problema que es muchas cosas menos pintoresco en Francia y en toda la Europa actual. Ateniéndonos estrictamente a la forma en la que está construida, hay que decir que a la película le viene mal el tercer acto, cuando el joven Hassan se revela como un chef genial de meteórico éxito en Paris y es rápidamente captado por la frivolidad de un medio sin alma. Es el moño de una trama trillada que decide resolver todos los conflictos que encuentra en su camino de una manera simplista. 2. Por Leo.
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Leo: 2
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