Wes Bentley le enseña a Abigail Breslin como convertirse en un arma letal sin dejar de parecer en aspecto una casi adolescente frágil y delicada. ¿por qué?, preguntará usted, pues bien, eso no es relevante a la historia… digamos que por sus propias razones. El objetivo son cuatro jóvenes que aparentemente tienen por hábito torturar y matar a jovencitas rubias y Bentley, en lugar de comprar una escopeta y meterles plomo en el pecho a cada uno, considera que es una mucho mejor opción pasar mucho tiempo entrenando a Breslin para que ella engañe al cuarteto y convierta a los cazadores en presa. Para empezar, Breslin no podría dañar ni a la hermana menor del conejo de pascuas, mucho menos derrotar a cuatro jóvenes veinteañeros, esbeltos, atléticos y en plenitud, que además son unos dementes de cuidado. Segundo, la cantidad de estupideces que se suceden durante el proceso de entrenamiento (desde que ella entrene en vestido, hasta un intento de romance, a los ejercicios para prepararla), y por si fuera poco, no hay absolutamente ninguna motivación detrás del personaje de Breslin que la lleve a aceptar la desquiciada propuesta de Bentley. Hacía un rato largo que no veía un guión así de descolgado del aire puro. 1 punto. Por Rodrigo.
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