Megan (Keyra Knightley) no sabe bien para dónde va su vida. De hecho, Megan está flotando. Trabaja de mujer-sandwich para publicitar el negocio de su papá (es la nena de su papá), mientras vive en la casa de toda su vida y tiene un novio bonachón que no representa ningún peligro inminente. A su alrededor, sus amigas se casan y se embarazan de un modo más bien estúpido, porque sí. Entonces, Megan sufre dos sacudidas: 1) su novio bonachón le pide que se case con él y 2) descubre que su papá le mete los cuernos a su madre. ¿Qué hace Megan? Sale rajando sin un plan y termina compartiendo el cuarto de una adolescente, Annika (Chloë Grace Moretz), que vive con su padre, Craig (el siempre rendidor Sam Rockwell). Y así, esta comedia romántica con aires indie avanza con paso simpático, pero sin mucho más para ofrecer que eso, se pierde la oportunidad de hacerse unas cuantas preguntas interesantes cuando elige el atajo de la candidez. 2. Por Leo.
Puntajes:
Federico:
Fito:
Gastón:
Leo: 2
Rodrigo: 3
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