El año es 1777 y nos encontramos en plena Revolución Norteamericana. En un pequeño pueblito, los ingleses andan haciendo de las suyas, ahorcando insurgentes o meros sospechosos de insurgencia, sin discriminar. Entre los del pueblo, tenemos dos posturas: la del apaciguador reverendo local (Burt Lancaster) y la de la oveja negra de la zona, un pícaro de esos que sólo Kirk Douglas puede interpretar. Enfrente, clases de actuación de Laurence Olivier y un buen secundario gracioso de Harry Andrews. Y la clave es "gracioso", porque a pesar de lo ríspido que puede ser el tema de la película, está aquí contado con buen humor, clima aventurero y hasta guiños a la comedia romántica de enredos. Hay dos momentos sencillamente brillantes: un diálogo de toma y daca que protagonizan Douglas y Olivier y la escena dónde se produce la "conversión" de Lancaster. Un buen 4. Por Fito.
Puntajes:
Federico:
Fito: 4
Gastón:
Leo:
Rodrigo:
No hay comentarios:
Publicar un comentario