A la pequeña isla de Pinos- a 160 km de Cuba- llega un oficial de la marina de EEUU (Victor Mature) con el encargo de sacar adelante un repelente efectivo para tiburones. En la isla- estamos en 1956, cuando Cuba todavía era el burdel de Estados Unidos- funciona una pequeña central militar de investigación científica, con un par de soldados, un buzo y un capitán de barco. Pronto, el oficial nuevo se obsesiona con la elaboración del repelente y usarse a sí mismo como objeto de prueba, traumado por haber perdido varios hombres en la WWII en boca de tiburones. Cuando terminan los escasos 73 minutos que dura la película, uno sólo puede resumir que le quedó gusto a poco. No hay más trama que la del repelente, algún incidente aislado a bordo del buque y algunas escenas turísticas filmadas en La Habana para lucimiento de la pulposa Karen Steele. Un 2. Por Fito.
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