Comedia dramática-romántica de aspecto indie que es devorada por su propia confusión. Estamos otra vez ante la historia del comienzo, desarrollo y fin de una pareja. Justin Long, al que nunca he visto actuar bien, es Dell, un muchacho lleno de manías, tics e ideas caprichosas que hace pasar por profundas. Dell conoce a Kimberly (Emmy Rossum) por casualidad, se queda prendado de ella e intenta por todos los medios (medios dignos de un acosador obsesivo psicopático) que Kimberly abandone a su cita de esa noche y se vaya con él. A partir de este comienzo la película salta hacia delante y hacia atrás a lo largo de la relación entre ambos, a momentos clave de esa relación: peleas, confesiones, reconciliaciones, y todo se siente sin espesor. De alguna manera, la historia adolece de un exceso de conciencia de sí misma que la agota. Hay algo en la película, algo que me cuesta definir ahora, que vuelve evidente la falsedad del conjunto. Quizá sea su vanidad. 1. Por Leo.
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