Joel Campbell (no, no el endiablado delantero de Costa Rica, sino un agente del FBI interpretado por James Spader) vive con culpa por no haber podido salvar a una víctima de un temible asesino en serie (Keanu Reeves, que me cae simpático pero aca es una de las peores elecciones de casting de la década) y se muda a Chicago. De poco le sirve, ya que el asesino lo sigue y lo acosa mandándole fotos de sus próximas víctimas, dándole 24 hs para encontrarlas antes de asesinarlas. Génerica por completo, cargada de facilismos y hundida por el lastre de un penoso Keanu (no ayudan personajes inexistentes a cargo de Marisa Tomei o Ernie Hudson) apenas si la redime (apenas, de verdad) un entregado Spader. Cierra en un 2.
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