Extrañas muertes (de esas que hacen aparecer a los cadáveres sin sangre y con dos marcas de colmillos en el cuello) asolan un pueblito de Europa a mediados del siglo 19. Una hermandad de puritanos liderada por Peter Cushing cree combatir al diablo quemando inocentes jóvenes a diestra y siniestra, pero el verdadero mal yace en el perverso Conde Karstein (Damien Thomas) quien para colmo de males ha fijado su atención en las mellizas sobrinas del protagonista. En el cenit de sus producciones de horror con corte erótico, la Hammer propone este esperpento sin pies ni cabeza, dónde no se salva ni Cushing (en completo piloto automático) único actor decente dentro de un elenco pleno de actuaciones es-pan-to-sas. Si son todo lo pulposas que se puede esperar sus protagonistas (las mellizas del título están de re chupete) pero a la película en general no hay de dónde agarrarla. Un 1. Por Fito.
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