Salgamos pronto de esto. Brian (Anton Yelchin) intenta sin éxito convertirse en escritor en Nueva York, lo que se traduce de la siguiente manera: vive de sus padres mientras escribe relatos que son puntualmente rechazados por todas las revistas a las que los envía. Esto le deja, evidentemente, mucho tiempo libre para vagar. En uno de esos vagabundeos coincide con Arielle (Bérénice Marlohe) en una esquina. Se acerca, hablan, etcétera. La ninfa (francesa, atractiva, casada y con dos hijos) propone un amorío en términos sumamente claros. El marido de Arielle tiene su propio amorío y todos están contentos. ¿Cuál es el primer gran error de la película? El casting. No existe ni un átomo de eso que se llama "química" entre Yelchin y Marlohe. El resto no hace falta ni siquiera parafrasearlo. Estamos ante una bobada que debería ser evitada como uno evita, sensatamente, ingerir yogur vencido. 1. Por Leo.
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