Pixar entra en un curioso mundo de ucronía, al partir de la base que el meteorito que exteminó a los dinosaurios le falla a la tierra. Algunos millones de años más tarde, los dinosaurios han evolucionado (porqué algunos sí y otros no, no se desarrolla nunca, pero bueno) y se han "especializado" (por decir algo) los herbívoros en granjeros y los carnívoros en ganaderos. Pero todo este "setting" en verdad es mero adorno, ya que pronto comienza la historia particular que aquí nos ocupa y que es la de Arlo, un apatosauro flacuchón y miedoso que crece en una familia bastante más capaz que él y que no tardará en vivir una aventura a partir de una amistad con un niño humano (que sin embargo se comporta bastante como un perro) y de paso crecer y aprender a superarse a sí mismo. O sea, la historia Disney por antonomasía: Dumbo, Bambi o El Rey León. El saldo, digámoslo ya, es positivo. Una animación extraordinaria (no sólo el diseño de Arlo es ejemplar, detalles como el río, la lluvia, todo eso es fenomenal) y un relato clásico pero tan emotivo como emocionante, termina por comprar a los escépticos. Cierto es que no cuenta nada nuevo y que habría que prohibirle a Disney por espacio de unos 20 años que sus personajes sean huérfanos, pero en fin, vamos con ese 3 que la posiciona lejos de lo mejor de Pixar (Inside Out, de este mismo año, sin ir más lejos) pero sin caer en sus puntos más flojos tampoco (Brave, Cars 2). Por Fito.
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