Lo reconozco. Las berretadas de tiburones me pueden. Y en este caso, es tanto una marcianada que tiene su gracia. Un tsunami asola Australia y en el golpe de la ola, un grupo de personas quedan atrapadas en un supermercado medio inundado junto a dos hambrientos tiburones blancos. ¿Qué tal? Contra las pobres actuaciones y los efectos especiales- que por momentos son penosos, por momentos muy correctos, vaya uno a saber porqué- sopesa una historia casi, casi que entretenida. Paga un 2 de los de apenitas, de todos modos. Por Fito.
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