The Conjuring de James Wan (2013)

Ed y Lorraine Warren son considerados desde inicios de la década del 50 dos de los más renombrados investigadores de lo oculto, estudios de lo paranormal, demonología, posesiones infernales, etc. En su extensa carrera en conjunto- que se interrumpió en 2006, con la muerte de Ed, mientras que la veteranísima Lorraine sigue en activo- investigaron, según sus registros, más de 10 mil encantamientos (muchos de los cuales resultaron tener explicación racional) entre ellos, muchos casos notables como lo es el encantamiento de Amytiville (que tuvo su correspondiente adaptación cinematográfica, sus secuelas y su reciente remake), el encantamiento en Connecticut (que también tiene su reciente versión fílmica) así como varios otros que terminaron incluso llevándolos a la silla de testigo por juicios de asesinato donde el acusado insistía en estar poseído (lo que jamás exoneró a nadie, cabe aclarar).

Separada por completo de la discusión de si la pareja de investigadores era un timo o no (sin ir más lejos, el encantamiento de Amytiville ha sido acusado de ser un fraude por diversos expertos en la materia) la película que aquí nos ocupa –El Conjuro- se centra en un caso real que investigara la pareja a inicios de la década del 70, que, por el contrario de lo que asegura la película, sí hiciera público en su momento (de hecho, el desarrollo de un filme que adapte estos sucesos lleva casi 20 años en preproducción). Se trataba del caso de los Perron, una familia de 7 (padre, madre y 5 hijas mujeres) que recién instalados en una granja en Rhode Island comienzan a sufrir los embates de lo que pronto se descubre como una casa tremendamente embrujada.

El Conjuro rápidamente se ubica cómoda entre las clásicas películas de “Mansión Embrujada”, barnizada levemente con el aditivo “científico”, esto es, una respuesta racional, de análisis e investigación sobre lo que va ocurriendo y dónde-si bien la solución es paranormal y, en este caso puntual, es de un carácter cargantemente religioso- todo se analiza siguiendo el método científico de hipótesis, prueba y error. Los ejemplos cinematográficos anteriores al que aquí nos ocupa son numerosos. Desde las películas arriba mencionadas, hasta la paradigmática Poltergeist (Tobe Hooper, 1982), la más reciente El Orfanato (Juan Antonio Bayona, 2007) o probablemente la mejor en este estilo: The Entity (Sidney J. Furie, 1982). Y no sólo un aura de película conocida rodea a El Conjuro, sino que cae en variados lugares comunes, sobresaltos previsibles e incluso recursos idénticos al de otras muchas películas (¿Cuántas veces ya van que un personaje se mira en un espejo, sólo para descubrir al fantasma reflejado a su lado? Incontables).

¿Cómo evita entonces volverse una mala película? Por lo notablemente bien resuelto que está todo, desde el guión-sólido, sin fisuras- de Chad y Carey Hayes, pasando por la dirección del experto en el género James Wan (responsable de aciertos, como es Saw, 2004, y desaciertos, como es Dead Silence, 2007) quien últimamente se ha transformado en el Rey Midas del horror tanto por el éxito en taquilla del filme aquí reseñado (que ni corto ni perezoso ya se ha confirmado que se prepara una secuela) como por Insidious (2010, también con secuela a estrenarse este 2013), y por último, un estupendo elenco que logra convencernos realmente de que están viviendo los muchos horrores que pasarán frente a nuestros ojos (y que proveerán al espectador de un par de sustos memorables, particularmente los que transcurren en el sótano del demonio que está bajo la granja). Especialmente bien están Patrick Wilson y Vera Farmiga (Cuándo no está bien Vera Farmiga, quisiera yo saber), quienes dan vida justamente a los Warren, pero bien secundados por Ron Livingston, Lili Taylor, Shannon Kook y John Brotherton. Todo está bien puesto en su lugar, todo funciona y, por supuesto, todo asusta. Razones de más para volver, en definitiva, a El Conjuro como un “debe verse” para todo fan del género o para el espectador neutro que gusta sin embargo, de vez en cuando, de espantarse bien espantado. 4. Por Fito.

Puntajes:

Federico:

Fito: 4

Gastón: 4

Martín:

Rodrigo: 5

Promedio Tripartito: 4.33

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