Interestellar de Christopher Nolan (2014)

Futuro próximo. A la Tierra no le está yendo bien. Se termina la comida, las plagas matan un cultivo nuevo cada año, hay continuas tormentas de polvo, etc. Subyace la idea de que el hombre es un parásito para la Tierra y que ésta intenta liberarse de él como mejor puede; en tal caso, las plagas de los cultivos y todas las demás pestes podrían funcionar como anticuerpos atacando al agente extraño. Ahora todos son (todos tienen que ser) granjeros, incluso Cooper (McConaughey), que en su vida antes del desastre ecológico era ingeniero y piloto con aspiraciones de astronauta, y que ahora vive en una casa de madera rodeado de maizales y trigales moribundos, junto a su suegro y sus dos hijos Tom y la pequeña Murphy. Tras el prólogo familiar que da contexto y tira las pautas gruesas de los personajes (personajes que en sí están trazados durante toda la película de forma muy lineal, pero ¿cuándo hemos visto a Nolan construir un personaje complejo?) nos lanzamos a la acción. En lo que queda de la NASA el Dr. Brand (Michael Caine), su hija (Anne Hathaway) y su equipo trabajan desde hace años en un proyecto para que la raza humana sobreviva que implica buscar otro planeta habitable (otro planeta para arruinar, digamos). Y acá entramos en el escabroso terreno de la física cuántica, el viaje en el tiempo, los agujeros de gusano, los agujeros negros, la teoría de la relatividad, etc., aspectos que vienen a darle el revestimiento científico a la película y que más vale ver pero no tocar. O se acepta todo o la película se deshace como espuma, así de simple. Así que una vez desembarazados de los escrúpulos cientificistas podemos abocarnos a lo que vinimos: acción y aventura en una megaproducción espacial. Cuando la película se pone a eso consigue los mejores momentos: tensión, dramatismo, vértigo. Esto hace que el metraje no se haga pesado, porque el suspenso se sostiene en la pregunta ¿qué va a pasar ahora? Pues bien, ¿qué es, a mi juicio, lo peor de la película? El discursito de la doctora Brand sobre el amor y, por extensión, la intención evidente de llevar la historia a un nivel trascendental que acaba siendo muy pomposo. Me parece que Nolan desconfía de sus espectadores. Prefiere explicitarlo todo cuando habría sido mucho mejor haber dejado que las dotes actorales de McConaughey hicieran ese trabajo (de hecho, lo hacen) de un modo mucho más indirecto y sutil, y, por eso, mucho más efectivo. Pero no, Nolan tiene que agarrar su película inmensa, visualmente subyugante, y convertirla en un discurso sobre la condición humana. Para mí, es cansador. Se queda en un 3 por todo lo bueno de los primeros dos tercios de metraje. Por Leo.

Puntajes:

Federico: 3

Fito:1

Gastón:

Leo: 3

Martín:

Rodrigo: 2

Promedio Tripartito: 2.25

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