Remake del clásico de 1985 de Tom Holland sobre un muchacho que comienza a sospechar que su vecino es un vampiro. En general hecha no con tanta intención de asustar, más bien en plan de comedia o se le podría llamar soft horror en realidad. No exagera en acción, ni en suspenso, ni en gore y la figura del villano lejos de ser temible, se presenta con los dotes estéticos de Colin Farrell. Anda Toni Collette en un secundario que saca de taquito y el protagónico cae en manos de Anton Yelchin. Para mi, se cae del 3 cuando aparece casualmente el personaje que “sabe” de estos temas y llega a explicar y ayudar a solucionar las cosas. 2 puntos. Por Rodrigo.
Puntajes:
Federico:
Fito:
Gastón:
Martín:
Rodrigo: 2
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