The Counselor de Ridley Scott (2013)

Un lugar común para referirse a la carrera del director británico Ridley Scott es aseverar que luego de sus tres primeras películas- "Los duelistas", 1977, "Alien", 1979 y "Blade Runner", 1982, a cual de ellas mejor- su carrera entró en un pozo irremediable y se ha dedicado a generar basura de ahí en más. En realidad, como casi todos los artistas con una carrera de más de 45 años a cuestas, Scott es responsable de productos dignos y de los otros, alternados casi que con matemático rigor. Así, luego de su trío impresionante de apertura, ha realizado tanto filmes muy meritorios como otros de asombroso mal gusto o penoso resultado. Por cada "Lluvia Negra", 1989, "Thelma y Louise", 1991 o "American Gangster", 2007, existe una "G.I. Jane", 1996, "La caída del halcón negro", 2001, "Cruzada", 2005 o "Robin Hood", 2010 (por no empezar a arrancarse los pelos con ese desastre que es "Prometeo", 2012).

Entonces, para seguir con los lugares comunes, la conclusión es que Scott hace una de cal y una de arena y el estreno de cada película nueva del director depara antes que nada incertidumbre. Para la ocasión, las expectativas eran altas: en "El abogado del crimen" el guión era el primer trabajo en cine de puño y letra de Cormac McCarthy, uno de los más prestigiosos escritores vivos de la actualidad. No sólo eso, el elenco convocado reúne de los nombres más importantes que se pueden conseguir en este momento en Hollywood: Michael Fassbender, Penélope Cruz, Javier Bardem, Cameron Díaz y Brad Pitt, así que- al menos- uno podría llegar a creer que se trataría de un pasa rato aceptable. No se puede llegar a estar más equivocado.

El argumento de "El abogado del crimen" es en esencia muy sencillo: un abogado con algunos clientes no del todo limpios decide probar hacer negocios en el mundo del narcotráfico y todo sale muy mal. Es, pasos más allá, pasos más acá, un argumento calcado de muchas "crook story" (historias de criminales) que supieron llenar las salas de filmes noir en décadas anteriores, incluso con su clásica carga de moralina (si cometes crímenes, te va muy mal, punto). Lo que la vuelve terrible son las varias decisiones que se toman para narrar tan simple historia.

Por el lado de Scott, si bien se acepta que sabe muy bien lo que hace y hasta logra alguna que otra escena pasable, el ritmo es soporífero. La película se arrastra durante sus interminables 117 minutos y realmente nunca parece decidirse a qué dirección se dirige. Scott sale bien librado en algunas escenas de tensión- hay un correcto tiroteo en una polvorienta carretera dentro del mínimo material rescatable- pero el tono en general de todo aquello que narra es tan pretencioso como vacío. Por otro lado, hay en la película cierta carga política- algo que Scott no suele evitar, basta ver "G.I. Jane" o "La caída del halcón negro"- y, si bien probablemente sea la situación real en lugares como Ciudad Juárez o El Paso (donde se ambienta la película), los personajes presentados terminan quedando divididos en dos: estadounidenses víctimas de mexicanos victimarios. Contemplando las condiciones de vida de una y otra ciudad, quizá se podría llegar a pensar lo contrario.

Por el lado de McCarthy, su guión es un desastre. Simplemente un desastre. La historia, por simple que sea, no avanza jamás con firmeza y, por el contrario, se pierde una y otra vez en escenas inconducentes. Minutos y minutos de metraje dedicados a situaciones que luego no se retoman, personajes que nunca reaparecer (y para estos es curiosa la sistemática utilización de gente muy solvente como Rosie Pérez, Edgar Ramírez, Toby Kebell, John Leguizamo, etc. En así mismo sistemáticos desperdicios). Los diálogos son terribles. Cualquier personaje cuenta con la capacidad de largar un interminable soliloquio filosófico ante la menor oportunidad o excusa y todos y cada uno de ellos suenan exactamente igual. No hay dos voces diferentes en toda la película ni por equivocación. Y todos, invariablemente, hablan y hablan y hablan.
Nos queda el elenco como única carta rescatable y si bien salen algo mejor librados, no salvan el día tampoco. Del quinteto protagonista, el mejor con distancia es Bardem- quien parece haber entendido en qué disparate estaba metido e implementa un personaje de los suyos, excéntrico y dueño de una estética muy particular- así como Diaz logra construir una femme-fatale bastante convincente (y eso que ni la ayuda el remate de la historia ni cierta escena que de tan ridícula se vuelve involuntariamente graciosa que la pone a tener sexo con un Ferrari. Sí, así como se lee). Fassbender completamente desaprovechado en un protagónico monocorde, Cruz hace lo poco que suele hacer en producciones americanas y Pitt compone el más inverosímil de los tejanos del mundo (con su carisma habitual, eso sí).

"El abogado del crimen" es una pérdida de tiempo, una de las peores películas en la carrera de Scott (y del año en nuestra cartelera) y la prueba que no por ser un gran escritor de novelas se es un buen guionista. 1.

Puntajes:

Federico:

Fito:1

Gastón:

Leo: 1

Martín:

Rodrigo:

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