Si algo han aprendido tanto Sylvester Stallone como Arnold Schwarzenegger en este siglo 21 es que el cine a cambiado. En particular, el cine de acción ya no depende de robustas estrellas en primera línea, como supieron ser ellos mismos y otro montón de atletas musculosos con poco registro dramático, sino que con un poco de edición sincopada, algunos efectos en CGI y algo de vértigo al filmar, flacuchos como Tobey Maguire o Matt Damon pasan tranquilos la prueba. Y aunque tanto Stallone como Schwarzenegger han regresado a filmar una o dos películas al año, su tiempo de gloria quedó atrás, como lo indicaron películas como "Escape Plan" (con ambos), "The Last Stand" (con Schwarzenegger) o "Bullet to the Head" (con Stallone). Pero hay un arma secreta: Los Indestructibles.
El concepto es básico y se apoya nada más que en la nostalgia: juntarlos a todos. O al menos, a todos los que se puedan. Así, con Stallone liderando, a lo largo de esta franquicia han desfilado (y ya se preparan para la cuarta entrega) Schwarzenegger, Jason Statham, Randy Couture, Terry Crews, Dolph Lundgren, Jet Li, Wesley Snipes, Antonio Banderas, Mickey Rourke, Bruce Willis, Chuck Norris, Jean-Claude Van Damme y Mel Gibson (y seguro me olvido alguno). El principal concepto y sin dudas lo que más funciona es verlos a todos juntos, cumpliendo con todas y cada una de las pautas del cine de acción ochentoso tales como explosiones, tiroteos interminables, persecusiones a toda velocidad, peleas a mano limpia, con cuchillo, atrevesando paredes, etc. Si sumamos además que el promedio de edad pasa fácil los 50 años, se aportan además chistes de viejos, referencias a sus propias películas y el aprovechar que a su manera todos estos tipos se han vuelto leyendas del séptimo arte, verdaderos héroes de acción.
Y sin embargo, las dos primeras entregas de esta saga se quedaban algo cortas. Apenas pasable resultaba el inicio, que contaba con el propio Stallone en la dirección (es el guionista de todas), donde la historia era básica hasta decir basta y salvo algunos pequeños momentos quedaba rápidamente en el olvido. Por su parte, la segunda entrega (que contó con la dirección de Simon West) derrapaba demasiado hacia el humor pavo, hacia la autoconciencia de "somos un montón de veteranos reviviendo nuestras viejas glorias", terminando por volverse la peor del conjunto. Parece entonces que se ha aprendido de los errores, porque esta tercera entrega termina por cumplir con las expectativas y se conforma como buen entretenimiento, con dos horas a toda adrenalina.
No hay tampoco una historia por demás elaborada, pero si hay una situación bien planteada que evoluciona y termina por llegar a un gran tercer acto con una batalla masiva. El nuevo director para la saga es el australiano Patrick Hugues y salva la prueba con honores. Ese final que involucra no menos de 15 personajes peleando en distinas zonas y no pierde jamás claridad ni se vuelve incomprensible hace una de las mejores diferencias a favor. Por otro lado, el nuevo guión de Stallone está lejos de ser complejo, pero al menos es efectivo. Los Indestructibles (no me acostumbro a que se traduzca así a Los Descartables) viajan a cumplir un trabajo en Somalia para encontrar que su blanco no es otro que uno de los fundadores del grupo (un Mel Gibson que se cuenta entre lo mejor de la película) a quien habían dado por muerto años atrás. Obviamente, este ahora es más malo que tomar agua sudando y pone en peligro a todo el equipo. Decidido a enfrentarlo, Barney Ross (Stallone) prescinde de sus viejos compañeros para cuidarlos y hecha mano de un equipo de jóvenes que quizá no esté a la altura. Listo. Todo en una olla, revuelto y a explotar.
Ya sea por ejercicio nostálgico o por disfrutar sinceramente de una película de acción "clásica", "Los Indestructibles 3" es un buen rato en el cine para todo aquel que sepa que está yendo a ver y sea eso mismo lo que esté buscando: piñas, tiros, explosiones y un montón de remates graciosos a las charlas en boca de simpáticos tipos musculosos. Sólido 3. Por Fito.
Puntajes:
Federico:
Fito: 3
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Leo:
Martín:
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