Entre 1982 y 1985 el clan Puccio secuestró a cuatro personas, asesinando a tres de ellas, en dos casos luego incluso de haber cobrado el rescate. Amparados en el estado de terror que vivía la sociedad argentina en dictadura o el caos de la inmediata postdictadura -y la protección y contactos con los que contaba el patriarca de la familia, Arquímides, quién había sido (o era todavía) agente de Inteligencia- operaron impunemente y para total desconocimiento incluso de algunos integrantes de la propia familia (o al menos eso dicen ellos). El director y guionista Trapero apuesta a una cuidadísima reconstrucción histórica (atención a la gran banda sonora) de los hechos y -por lo que pude constatar sin investigar tampoco en profundidad- se apega bastante a lo ocurrido. La película, por tanto, se balancea entre el thriller (por su tono) y el drama histórico biográfico con correctos resultados. Le juega en contra por momentos la poca construcción que hace del "clan" propiamente dicho -sacando a Arquímides y a Alex, su hijo mayor, los demás son apenas rostros que se vuelven muy difícil de asociar con algún nombre- y que muchas de las actuaciones -sobre todo del elenco joven- dejan que desear. Así mismo, el empleo en ocasiones de un español "neutro" para los diálogos de algo tan argentino al menos a mí me sacó de clima. Ahora, bien parado y contra todos los que rajen, está Guillermo Francella construyendo un monstruo -literalmente- con su Arquímides Puccio, la prueba de que sin importar cuan malo pueda ser el contexto en el que uno vive, siempre puede aparecer alguién que haga todo mucho peor. Lo de Francella es increíble -una vez más- entregadísimo a su rol. De todos los demás, apenas si Peter Lanzani (Alex) puede llegar a estar a la altura. Hay aportes en la dirección de Trapero también, en un par de escenas (el tercer secuestro, el final en Tribunales) muy bien resueltas. Buen 3. Por Fito.
Puntajes:
Federico:
Fito: 3
Gastón:
Leo:
Rodrigo:
No hay comentarios:
Publicar un comentario