Una muestra más de que la verdad en el cine - entendido en cuanto arte y no mera recaudación de taquilla - viene de la lado de Europa y Asia y no de Estados Unidos (*). En este corto documental, Iosseliani rescata la música de su Georgia natal y compone un repertorio de imagenes y sonidos con presciendencia absoluta de la palabra. La fotografía y la edición son soberbias y el clima de austeridad del material es tan conmovedor como bien aprovechado. Un solido 4. Por Martín.
(*) - Con la visión de este filme, este corresponsal tripartito abandona por un tiempo (esperemos que sea prolongado) la visión de cine estadounidense en una suerte de arbitraria - soy el primero en reconocerlo - desintoxicación. Nota: El título internacional es Georgian Ancient Songs
Puntajes:
Federico:
Fito:
Gastón:
Martín: 4
Rodrigo:
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