Haywire de Steven Soderbergh (2011)

La idea original de este filme puede ser considerada casi como un capricho. Cuenta su director Steven Soderbergh que miraba en la TV un campeonato de artes marciales mixtas (conocido en estos lares como “Vale Todo”, que es esencialmente dos rivales dentro de una jaula pegándose a más no poder) cuando vio a Gina Carano. Dice Soderbergh, “me di cuenta que era bonita, con presencia y que le rompía la cabeza a otras personas adentro de un ring. ¿Por qué no construir una película alrededor de ella?”.
Y de hecho, todo en Haywire circula alrededor de Mallory Kane -el personaje interpretado por Carano-: una ex marine devenida en contratista independiente (eufemismo de lo más elegante para decir mercenario) que es traicionada sin aparentes razones por sus empleadores y se pone en un vertiginoso camino de supervivencia y venganza. Al mejor estilo de las grandes películas del género acción- con una impronta muy setentera, muy John Frankenheimer pero pasada por el tamiz de la nueva generación, la de Jason Bourne- la historia nos lleva por varias ciudades del mundo (New York, Barcelona, Dublín, Washington, Nuevo México, Veracruz) mientras la trama se desenreda.
Probablemente allí yace una de las patas flacas del asunto. Por mucho que Soderbergh desordene la acción, vaya para atrás y para adelante con la historia, plantee flashbacks que supuestamente deberían complejizar el asunto, nos encontramos ante una historia sencillita y esquematica: heroína traicionada busca venganza. Y los motivos ulteriores de la traición del título en castellano no resultan ser demasiado complicados tampoco. Por lo cual, el entramado que plantea el director termina dando la impresión de relleno de tico-tico: puro aire.
Por otro lado, la ya mencionada estética setentera y la siempre talentosa edición del director dan buenos resultados. Hay un par de secuencias que sacan el aliento -por encima de todas, la espectacular persecución por los tejados de Dublín- y sólidas secuencias de acción. Porque el mayor acierto de Soderbergh es su idea original: Gina Carano. La luchadora es sorprendentemente convincente en su rol, no sólo la parte esperable de lucha, sino en los matices de humor y drama (pocos, pero los tiene) que le tocan en el guión. A su alrededor, hay un elenco casi que de Ocean´s Eleven (Michael Fassbender, Channing Tatum, Ewan McGregor, Antonio Banderas, Michael Angarano, Bill Paxton y Michael Douglas, la mayoría de ellos sin otra función que la Carano los tire como muñecos) que aporta su contribución a la causa. Ayuda por encima de todo la verosimilitud de la acción (que amaga ser exagerada apenas una vez, en la pelea del hotel) y que Carano probablemente le parta la madre en la vida real a aquellos que se las parte en la ficción.
Desde aquí, Gina Carano se ha consagrado como una nueva estrella del género, con dos películas más a punto de estrenar y siendo ya la primera actriz confirmada para la versión femenina de The Expendables. Bien por ella. Puntualmente, Haywire es un por momentos entretenido, por momentos pretencioso, filme de acción, protagonizado y dirigido con solvencia, pero que no le cambiará la vida a nadie. Bueno, si: a Gina Carano. 3. Por Fito.

Puntajes:

Federico:

Fito: 3

Gastón:

Martín:

Rodrigo:

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