La idea original de este filme puede ser considerada casi como un
capricho. Cuenta su director Steven Soderbergh que miraba en la TV un
campeonato de artes marciales mixtas (conocido en estos lares como “Vale
Todo”, que es esencialmente dos rivales dentro de una jaula pegándose a
más no poder) cuando vio a Gina Carano. Dice Soderbergh, “me di cuenta
que era bonita, con presencia y que le rompía la cabeza a otras personas
adentro de un ring. ¿Por qué no construir una película alrededor de
ella?”.
Y de hecho, todo en Haywire circula alrededor de Mallory Kane
-el personaje interpretado por Carano-: una ex marine devenida en
contratista independiente (eufemismo de lo más elegante para decir
mercenario) que es traicionada sin aparentes razones por sus empleadores
y se pone
en un vertiginoso camino de supervivencia y venganza. Al mejor estilo
de las grandes películas del género acción- con una impronta muy
setentera, muy John Frankenheimer pero pasada por el tamiz de la nueva
generación, la de Jason Bourne- la historia nos lleva por varias
ciudades del mundo (New York, Barcelona, Dublín, Washington, Nuevo
México, Veracruz) mientras la trama se desenreda.
Probablemente allí
yace una de las patas flacas del asunto. Por mucho que Soderbergh
desordene la acción, vaya para atrás y para adelante con la historia,
plantee flashbacks que supuestamente deberían complejizar el asunto, nos
encontramos ante una historia sencillita y esquematica: heroína
traicionada busca venganza. Y los motivos ulteriores de la traición del
título en castellano no resultan ser demasiado complicados tampoco. Por
lo cual, el entramado que plantea el director termina dando la impresión
de relleno de tico-tico: puro aire.
Por otro lado,
la ya mencionada estética setentera y la siempre talentosa edición del
director dan buenos resultados. Hay un par de secuencias que sacan el
aliento -por encima de todas, la espectacular persecución por los
tejados de Dublín- y sólidas secuencias de acción. Porque el mayor
acierto de Soderbergh es su idea original: Gina Carano. La luchadora es
sorprendentemente convincente en su rol, no sólo la parte esperable de
lucha, sino en los matices de humor y drama (pocos, pero los tiene) que
le tocan en el guión. A su alrededor, hay un elenco casi que de Ocean´s
Eleven (Michael Fassbender, Channing Tatum, Ewan McGregor, Antonio
Banderas, Michael Angarano, Bill Paxton y Michael Douglas, la mayoría de
ellos sin otra función que la Carano los tire como muñecos) que aporta
su contribución a la causa. Ayuda por encima de todo la verosimilitud de
la acción (que amaga ser exagerada apenas una vez, en la pelea del
hotel) y que Carano probablemente le
parta la madre en la vida real a aquellos que se las parte en la
ficción.
Desde aquí, Gina Carano se ha consagrado como una nueva
estrella del género, con dos películas más a punto de estrenar y siendo
ya la primera actriz confirmada para la versión femenina de The
Expendables. Bien por ella. Puntualmente, Haywire es un por momentos
entretenido, por momentos pretencioso, filme de acción, protagonizado y
dirigido con solvencia, pero que no le cambiará la vida a nadie. Bueno,
si: a Gina Carano. 3. Por Fito.
Puntajes:
Federico:
Fito: 3
Gastón:
Martín:
Rodrigo:
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