Robert Stephens compone a un particular Sherlock Holmes -casi sin ninguna de sus marcas distintivas- enfrentado a espías alemanes, una sociedad secreta londinense y al mismísimo monstruo del Lago Ness. Hermosamente filmada (todas las secuencias que transcurren en Escocia son impresionantes), el filme no pierde nunca el ritmo y se sustenta en un mecanismo de relojería argumental y en un puñado de soberbias actuaciones, entre las que brilla especialmente la de Colin Blakely como el doctor Watson. Un sólido 5. Por Martín.
Puntajes:
Federico:
Fito:
Gastón:
Martín: 5
Rodrigo: 3
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