Un punto medio entre cuento folklórico, fábula y algo de leyenda real. Ambientada en Tennessee en los años 30, tenemos a un viejo ermitaño y cascarrabias, interpretado notablemente por Robert Duvall que vive aislado de todo y de todos. Cuando uno de sus pocos amigos, otro ermitaño como él muere, Duvall escucha los comentarios de la gente del pueblo sobre el fallecido y decide organizar su propio funeral mientras aún está con vida para saber que tiene que decir la gente sobre él. Dos buenos secundarios a manos de Bill Murray, el dueño de la funeraria que lo quiere "ayudar" (o más bien sacar provecho y dinero de la situación) y la interminable Sissy Spacek paga como siempre la vuelta. 4 puntos. Por Rodrigo.
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Rodrigo: 4
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