Una película que empieza bárbaro. Un ex-convicto (que además es ex-policía) se sube a una cornisa de un hotel en el medio de Manhattan con la intención de suicidarse. Es todo parte de un plan para perpetrar un audaz robo de diamantes, y funciona bárbaro todo hasta la mitad. Sam Worthington bien, Jamie Bell muy bien, Genesis Rodríguez simpática, Edward Burns bien, Elizabeth Banks también bien y el gran Ed Harris (quien se ve sorpresiva y peligrosamente delgado) siempre alcanza y por lo general sobra. El plan es ingenioso, convencen al espectador de que hay que ponerse del lado de los ladrones (lo cual en lo personal, adoro), y la tensión se construye en cada paso por esa cornisa. Desde la mitad hacia adelante, empieza a decaer, y suceden esas situaciones cada vez más peregrinas, y las apariciones de secundarios en el momento justo en el lugar preciso son más y más frecuentes, y la conspiración es cada vez más grande, y lo que podría haber sido una gran película termina por ser un pobre intento. Apenas 2 puntos. Por Rodrigo.
Puntajes:
Federico:
Fito: 3
Gastón:
Martín:
Rodrigo: 2
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