Virgil es un bioquímico que de repente siente el deseo de fabricar el mejor queso de cabra jamás creado. La decisión de hacer de ello su principal meta le llevará a tener aglún que otro roce con su pareja. Ambientada en un tono surrealista y con una muy buena banda sonora, la comedia hace agua en las actuaciones que pecan un tinte amateur. La dinámica de la narrativa también pierde pie y termina haciéndose larga. Igualmente le alcanza para un tres. Por Gastón.
Puntajes:
Federico:
Fito:
Gastón: 3
Martín:
Rodrigo:
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