Los viejos recios colman la gran pantalla. Ya sea en esfuerzos colectivos como son “Los Indestructibles” de Sylvester Stallone o ese ex agente con un conjunto de habilidades especiales que suele interpretar Liam Neeson, el formato “tipo duro veterano pero todavía convincente a la hora de llenarte la cara de dedos” es muy rentable en el Hollywood de hoy (así como lo ha sido casi siempre, no llamemos a engaño. John Wayne seguía agarrándose a piñas bien pasados los sesenta). En esta ocasión es el turno de Denzel Washington, quien quizá no sea la primera opción de uno a la hora de pensar en un veterano, pero lo cierto es que ya pasa los sesenta. Y sumado a un intérprete casi siempre convincente está la mano del director Antoine Fuqua, con quien ya Washington ha tenido buenos réditos con anterioridad (por “Día de Entrenamiento” se llevó un Oscar como Mejor Actor, nada menos). Fuqua no es, ni será, un director de primera línea pero cuenta con algunos aciertos en su curriculum, sobre todo a la hora de filmes de acción. La ya mencionada “Día de Entrenamiento”, pero también “Shooter” tenía lo suyo. También es el responsable de ese tremendo bagayo que es “Olympus Has Fallen”, no nos olvidemos.
“El Justiciero” también se suma a la ya larguísima lista de remakes o adaptaciones que se repiten en nuestras carteleras hasta el hartazgo, ya que se trata de una versión de “The Equalizer” (así es el nombre original de la película también) una serie “de culto” de principios de la década de los ochenta que duró tan sólo dos temporadas. En la serie, Robert McCall era un hombre con un pasado oscuro, pero con el consabido conjunto de habilidades especiales que le permitía ecualizar- de ahí el nombre- las injusticias. En la película, Washington es McCall y es sin dudas una buena elección (se había rumoreado que sería interpretado por Russell Crowe, lo que también hubiera servido). Washington tiene la nota justa entre tipo duro y amable, y uno se lo cree capaz de remarse en docena y media de segundos a cinco mafiosos armados. El tono de la propia película favorece su interpretación. Pausada, austera, el ritmo que propone Fuqua se contrapone con los estallidos de violencia explícita que no son para cualquiera. La historia no es gran cosa y de hecho se puede aparejar perfectamente con algunas películas recientes como son “Jack Reacher” con Tom Cruise u “Hombre en Llamas” con el propio Washington: un tipo sólo contra un montón de mafiosos impunes- que, dato no menor, serán siempre rusos, mexicanos, eslavos, lo que sea menos estadounidenses- que pondrá con mayor o menor dificultad las cosas en su sitio.
Pero empiezan los problemas. El primero de ellos, “El Justiciero” es una película muy larga. Y no tiene argumento para serlo. Por tanto, se limita en acumular más y más matones para que McCall los vaya apilando y en algún momento incluso para los cánones del género, es demasiado fácil. Por mucho que Washington pone de su parte, el andamiaje comienza a caerse. El villano que compone convincentemente Marton Czokas pasa de ser tremenda amenaza a caricaturesco. Y es el único además de Washington que tiene algo así como un personaje. El resto- interpretado por buenos actores: Chloë Grace Moretz, Melissa Leo, Bill Pullman, David Harbour- se reparte en pequeños roles utilitarios o casi cameos sin importancia. La trama se vuelve conocida como la que más e incluso no nos faltará la consabida escena de una gran explosión y nuestro héroe caminando impertérrito al frente de ella inmediatamente después de causarla. Pero para cuando llegamos al consabido enfrentamiento final y el accionar de McCall nos recuerda al de Macaulay Culkin en “Mi Pobre Angelito”, nuestros problemas sin dudas ya califican como graves.
Con pocas ambiciones y buscando apenas entretener, “El Justiciero” es una demasiado larga película que no se decide si es sobria o aparatosa, medida o exagerada, dividida en dos mitades que no pegan demasiado bien y a la que le hubiera venido bien un corte de casi media hora. Pero no es el caso y cae en la lista de películas que serán olvidadas apenas dos horas después de verlas. 2. Por Fito.
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