Colin (Ray Winstone) descubre que su esposa lo engaña. Cae en un violento pozo depresivo y sus amigos (John Hurt, Stephen Dillane, Tom Wilkinson e Ian McShane) acuden a ayudarlo. Lo que nos queda claro es que estos tipos no son... trigo limpio, por así decirlo. Y la ayuda que le van a dar se propone bastante sangrienta. Lamentablemente, lo que promete ser una buena muestra de humor negro británico queda en una suerte de obra de teatro filmada (todos ellos en un caserón abandonado) sosteniendo con buenas actuaciones (especialmente Hurt y McShane, pero todos estos tipos saben bien lo que hacen) un guión practicamente inexistente. Es una hora y media que se hace larga, larga. 2. Por Fito.
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