El director Alan Smithee y el guionista Judas Booth que firman este trabajo no son otros más que el director Lynch que no accedió a que su nombre apareciera al frente de este gigantesco mamotreto de ciencia ficción basado en la clásica novela de Frank Herbert del mismo nombre. Originalmente, Lynch proyectó un filme de 5 horas pero el reciente finado Dino de Laurentis se lo prohibió, editando él mismo el material y generando este mamarracho. Es curioso, porque el filme es muy sólido en sus dos primeras horas (construcción de los personajes, dosis de misterio, escenas de acción sabiamente intercaladas) pero en la hora final todo es un despropósito: si las dos horas previas ocupaban unos pocos dias de acción, en la hora final pasan décadas enteras; personajes claves que aparecen en la recta final son presentados y puestos en escena de la nada (recordando a aquel método del que se vale Vladimir Nabokov en una de sus novelas para resumir la vida de un personaje: "Paseo por el campo. Tormenta. Rayo"). La historia hiperresumida es más o menos ásí: en el año 10191 la galaxia está gobernada por un emperador que le ha entregado los planetas a diferentes casas ducales. Todas las casas compiten por hacerse con una sustancia vital llamada melaida que unos gusanos gigantescos generan en el desértico planeta Dune. Kyle MacLachlan (actor de Lynch en TWIN PEACKS y BLUE VELVET) es el príncipe de una de las casas llamado a convrtirse en una suerte de mesías o de santón interestelar y al que los villanos (entre los que destaca un sobreactuado Sting) quieren cargarse a todas todas. En fin, desfilan por la cinta gente como Max Von Sydow, Everett Mcgill (otro de la factoria Lynch), Virginia Madsen, Patrick Stewart, Jack Nance (otro de la factoría Lynch), Silvana Magnano, Dean Stockwell (otro de la factoría Lynch) y más, mucho más. Un 2. Por Martín.
Puntajes:
Federico:
Fito: 2
Gastón:
Martín: 2
Rodrigo:
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