Ópera prima del director argentino que cuenta una historia de amor entre un escritor de segundo orden (Ricardo Darin) y una artista teatral (Soledad Villamil) en el marco de la dictadura militar sobre los años ochenta. Bien actuada por Darín - actor fetiche de Campanella - la película peca de ser demasiado extensa y de abrirse a demasiados subtemas que luego no cierran. Eduardo Blanco (que también actuaría en EL HIJO DE LA NOVIA y LUNA DE AVELLANEDA) compone a un secretario de redacción acomodaticio que termina siendo entrañable (casi el mismo papel que haría en los otros dos filmes mencionados) y desfilan por el metraje gente como Alfonzo de Grazia (poco antes de morir de un infarto viendo un Boca-Real Madrid), Ulises Dumont (responsable del mejor parlamento de la película en boca de su personaje de un editorialista político desencantado) y un joven Rodrigo de la Serna. Un 2. Por Martín.
Puntajes:
Federico:
Fito:
Gastón:
Martín: 2
Rodrigo:
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