La idea estaba bien: una madre y su hija pequeña (unos seis años) deben viajar de Berlin a Nueva York para llevar el ataúd del marido y padre. Cuando el vuelo lleva un par de horas, nuestra protagonista se despierta y se encuentra con dos realidades, la primera es que su hija ha desaparecido y la segunda es que absolutamente nadie tiene registro de haber visto a la niña o ni siquiera de haberse subido al avión. Jodie Foster se queda algo corta en la actuación, ya que mucho se debe sustentar en ella y su desesperación, y el segundo punto es que la explicación planteada así como su resolución se vuelven cada vez más y más imposibles. Un lástima. 2 puntos. Por Rodrigo.
Puntajes:
Federico:
Fito: 1
Gastón:
Martín:
Rodrigo: 2
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