Este personal canto de amor de Woddy Allen a Paris no pasa de ser un gesto onanista y muy poco interesante, donde la historia pierde peso ante la necesidad de amontonar referencias a personalidades sin mayor criterio (Hemingway, Buñuel, Salvador Dalí, etc). La historia es tan estúpida y rebuscada que parece un boceto, como si camino al estudio el guión se hubiera traspapelado y Allen hubiera apelado a unos apuntes de su juventud. Un Owen Wilson penoso y una Rachel McAdams divina labran una historia de amor cargada de tics, casualidades y simples bobadas. La salva del uno la potente fotografía, la banda sonora y los pechos de McAdams. Un 2. Por Martín.
Puntajes:
Federico: 3
Fito:
Gastón: 3
Martín: 2
Rodrigo:
Promedio Tripartito: 2.66
Promedio Tripartito: 2.66
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