Las cosas se le complican, o mejor dicho, se le siguen complicando a este profesor de química devenido en sintetizador de metanfetaminas. El cáncer parece ser cosa del pasado, sus condiciones laborales parecen mejorar, gracias al aporte del enigmático Gus, pero algo se está gestando en el interior de Walter White y no hay que ser muy brillante para darse cuenta que no es otra cosa que una enorme olla de mierda. Esta serie ha sido brillante hasta el momento y en muchos aspectos sigue destacándose en comparación con otros productos contemporáneos, por ejemplo la fotografía es de lo mejor que he visto en televisión, pero en esta temporada se siente (y lo lamento mucho) el efecto “alarguemos esto los más posible que está andando bien de rating”. O sea que mi queja principal es la habitual con varias series, le sobran episodios para contar lo que sucede, no son pocos los completamente insustanciales. Esto la hace lenta y frustrante de a momentos. Lo mejor de la temporada está en los episodios 7 y 8, pero claro, no son como para mirarse como unitarios, ésta no es esa clase de serie. El resto de la temporada, no me mal interpreten, no es malo, simplemente no me parece a la altura de las predecesoras. Un punto que no me parece menor es que se ha perdido un poco de química entre los personajes, principalmente en las duplas Hank-Walter y Jesse-Walter y este punto es demasiado que perder. Queda en un 3 y esperemos que levante. Por Gastón.
Puntajes:
Federico: 5
Fito:
Gastón: 3
Martín: 5
Rodrigo: 3
Promedio Tripartito: 4.00
Promedio Tripartito: 4.00
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