Dustin Hoffman compone a un ex presidiario que sale en libertad condicional pero que no puede librarse del largo brazo de la ley (personificado en E. Emmet Walsh, un sádico agente de libertad condicional) y de su pasado (personificado en los ex complices de Hoffman, a saber, solventes Gary Busey y Harry Dean Stanton). La olla de mierda, claro está, no demora en gestarse, cocinarse y desparramarse. Este potente policial setentero -década en la que se gestó parte del mejor cine de Estados Unidos- no decae en su ritmo y encuentra a Hoffman en su mejor momento. Sólido 4. Por Martín.
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Martín: 4
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