Notable ejercicio de policial negro matizado con el thriller de contagio viral (en este caso, nuestra vieja y querida peste bubónica). Un cadáver aparece en las calles de New Orleans y, además de los dos plomos que tiene en el pecho, carga con el virus. Un doctor (Richard Widmark, tan rendidor como de costumbre) encabeza la investigación por encontrar a los victimarios (estos liderados por el gran Jack Palance, en su debut en cine) quienes además de asesino, posiblemente estén contagiados y propagando. Kazan sorprende con tremenda tensión y un desenlace a todo trapo. 4. Por Fito.
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