La taquilla no engaña: el género de horror es de los más exitosos y uno de los que mejor garantiza su rentabilidad inversión-retribución. Hay dos subgéneros particularmente que logran esa garantía: los históricos zombies y el más reciente documental encontrado (found footage). Basta con mirar la cartelera local donde hay ejemplos de lo uno (Resident Evil 5) como de lo otro (Terror en Chernóbyl). Por tanto, cuando en 2007 Jaume Balagueró y Paco Plaza aunaron ambos subgéneros en la -ya de culto- REC, en cierta medida aprovecharon el éxito previo pero además con su hitazo ayudaron a cimentarlo más aún. Y es que el filme de los españoles lo valía. Aquel registro de un falso programa de TV -que acompañaba a un grupo de bomberos en una noche cualquiera- y el horror primitivo que se desataba en un gigantesco edificio de Barcelona fue uno de los más efectivos, tensos y frescos filmes de horror de los primeros 10 años de este siglo.
Cinco años después -y ya con una segunda parte estrenada (la que tiene muy malas críticas) y un remake estadounidense (ídem)- Paco Plaza enfrenta en solitario esta tercera parte, cuya campaña promocional se apresura a insistir en que es una precuela cuando no lo es (como mucho, es algo que sucede en correlativo a lo que pasa en la primera entrega, de hecho se menciona un perro como primera fuente de contagio al igual que ocurría en aquella, sin más relación que esa) y a las claras opta por un punta de vista diferente. No sólo el registro cámara en mano es momentáneo -REC 3 Génesis es una película rodada de manera “normal” digamos- sino que apuesta por insertarle mucho, mucho humor negro, algo de lo que carecían absolutamente las dos primeras partes.
En esta ocasión, el brote de contagiados zombies (que en esta saga tiene orígenes demoniacos, no químicos) acontece en el festejo de una boda, la que festejan Clara (Leticia Dolera) y Koldo (Diego Martín). Una boda de esas ostentosas, con decenas de invitados. Luego de una extensa introducción dónde se nos presenta a los protagonistas -y dónde Dolera y Martin relucen, convincentes ambos como la pareja enamorada- estalla el infierno.
Y por un rato la cosa entretiene. Plaza tiene oficio (de hecho, muy recomendable es su trabajo anterior Cuento de Navidad, para la serie de filmes de TV Películas para no Dormir) y lleva bien la acción. Los actores cumplen y los golpes de humor son efectivos. ¿En que falla entonces? En no lograr sostener la tensión el tiempo que dura -escasos 80 minutos, créditos incluidos- y en caer en berretadas típicas del género : secundarios cuya única función es morir de maneras espantosas, ser predecible en extremo, caprichos de guión con el solo fin de llevar la trama a donde convenga, entre otros.
En definitiva, estamos ante un pasarrato sangriento casi que cumplidor gracias a los golpes de humor. De esos que alcanza con mirar en casa una tarde lluviosa, sin que valga la pena la excursión al cine. 2. Por Fito.
Puntajes:
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Fito: 2
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