Broken City de Allen Hughes (2013)

“¿Detective privado? ¿Siguen existiendo?” le preguntan en un determinado momento de la película a su protagonista Billy Taggart (un particularmente convincente Mark Wahlberg) quien es precisamente eso: un investigador “hard-boiled”, violento, duro, recio, proveniente de un mundo- al menos cinematográfico- anterior al presente, un universo donde el terco investigador de la “vieja escuela”- ex policía para más inri- pregunta, golpea, patea o en definitiva hace lo que sea necesario para alcanzar la verdad, aunque esto le cueste todo.
Y de acuerdo a las reglas de precisamente este género es que comienza el caso (y la película), con Billy investigando la supuesta infidelidad que comete la esposa del alcalde de New York (Catherine Zeta-Jones y Russell Crowe, ambos correctos), en lo que parece ser un asunto simple: seguirla, sacar algunas fotografías, confirmar los datos y entregar el material. Por supuesto que no lo es, porque más allá de las altas esferas en que se mueven los involucrados y el momento en que esto ocurre: la campaña electoral dónde el alcalde busca su reelección, pronto la cosa desbarranca hacia millonarias estafas inmobiliarias, mentiras e- inevitablemente- una muerte. Broken City es un policial de manual sí, pero en todo caso narrado con una precisión y ritmo envidiable por Hughes (quien abusa con el movimiento frenético de la cámara en un principio, pero luego se calma para alegría de nosotros, los espectadores).
Allen Hughes viene de dirigir varios largometrajes junto a su hermano Albert (siendo el mejor de ellos From Hell y el peor el más reciente Book of Eli) y este es su primer esfuerzo en solitario (más allá de dirigir un segmento en la película colectiva New York, I Love You). Hay que reconocer que conduce la acción con excepcional control sobre lo que está pasando, apoyándose en un guión muy concreto y efectivo de Brian Tucker (en la que es, sorprendentemente, su primera película) que tiene gran destaque para sus diálogos (precisos y por momentos, mordaces). La evolución de la historia es creíble y sus giros cumplen con el objeto de sorprender gratamente al espectador.
Se suma al trabajo de dirección y guión un elenco muy entregado y convincente en sus papeles encabezado por Mark Wahlberg. Wahlberg es, en el mejor de los casos, un actor limitado. Pero de un tiempo a esta parte ha aprendido (él o su agente) muy bien a elegir sus papeles y logra en esta ocasión un protagónico que se cuenta dentro de sus mejores trabajos ya que es el protagonista absoluto de la película, quien se concentra en él la mayoría del tiempo (Wahlberg oficia también como productor de la película). Al reparto de los ya mencionados Crowe y Zeta-Jones se suman talentos en el reparto, como son Jeffrey Wright, Barry Pepper y Kyle Chandler, todos con su momento en la trama y de destaque (en particular una escena dónde Pepper y Chandler se sacan chispas mientras discuten sobre ética en el mundo de la política).
Algunas reseñas recientes en Estados Unidos han comparado este Broken City con Efectos Colaterales de Steven Soderbergh- quizá por lo próximo de ambos estrenos, por tener ambas en su reparto a Zeta-Jones o por criticar aspectos notorios de la sociedad estadounidense, en este caso la especulación inmobiliaria, en el otro la industria farmacéutica- pero más allá de que ambos son thrillers poco originales, que siguen códigos pautados por la industria desde hace años, la comparación no hace más que beneficiar al filme de Hughes por sobre el de Soderbergh, porque allí dónde el otro realizaba una película por demás tramposa maquillada encima con el ribete de “cine de autor”, Hughes entrega un potente filme de género, cuyas intenciones (su “alma”, digamos) no van más allá de entretener y eso lo logra con creces. Una película no sólo mucho más efectiva sino que además, en definitiva, es mucho más honesta. 4. Por Fito.

Puntajes:

Federico:

Fito: 4

Gastón:

Leo: 3

Martín:

Mauro:

Rodrigo:

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