Keanu Reeves hace su debut en la dirección. Y apuesta arriesgado: una película de artes marciales, hablada en chino en un 80% y con él mismo como único actor conocido. ¿Cómo le funciona? Bastante mal, pobre. La película nos cuenta la historia de Tiger Chen, un practicante de Tai Chi con la intención de demostrar que esa forma de arte marcial puede también ser utilizada para combate. El asunto es que cae en manos de un villano (Reeves, quien incluso usa un par de veces una risa siniestra) que lo mete en un circuito de peleas ilegales. Y en resumen, es más o menos esto: Tiger va peleando una y otra vez, hasta terminar enfrentando al mismo malo. El problema es que son demasiadas peleas, no pasa más nada y en algún momento, gana el SOPORRRRRR. El elenco es bastante malo todo- Keanu nunca ha deslumbrado tampoco- y para colmo de males, el único enfrentamiento potencialmente interesante (con Iko Uwais, el protagonista de The Raid) se desaprovecha por completo. Un 1. Por Fito.
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