A priori, la duda de qué datos, imágenes o cualquier cosa nueva podía brindar el documental Maracaná de Sebastián Bednarik y Andrés Varela era la de cualquier espectador. Una historia que ha servido para formar no sólo la identidad futbolística sino también la identidad misma de un país, que ha sido rescatada una y otra vez al punto de pasar a ser algo tan sustancial en el registro histórico nacional como La Batalla de las Piedras o El Grito de Asencio. Al punto tal de que la expresión de "dar un maracanazo" significa desde hace años ganar en instancia casi imposible, dentro del lunfardo vernáculo. Con esto en mente, el estreno de este documental dividía la expectativa entre quienes creían encontrar material nuevo y quienes temían estar frente a un hecho oportunista por el próximo mundial en Brasil. No se da ninguno de esos casos.
En cuanto a lo primero, hay poco material que el fan futbolero no haya visto con anterioridad. Si es cierto que ese material anterior- se toman entrevistas realizadas a los protagonistas hace unos 20 años aproximadamente (cosa curiosa, nunca se consigna cuando, donde y para que medio fueron dadas esas entrevistas originalmente), se toma material de archivo, se toman las filmaciones originales restauradas con esmero, eso si- nunca antes se vio tan organizado, tan bien presentado. Se crea una narrativa consistente alrededor de la gesta de Maracaná, se da un fresco de la época (es de un notable valor histórico por su reconstrucción de ese Montevideo en los 50s), se dramatiza sin exagerar el contexto de aquellos jugadores. En el debe, queda dar una mayor información al respecto del mismo Mundial de Brasil. El experto futbolero entiende perfecto las circunstancias que llevan a Brasil a clasificar al cuadrangular final luego de haber jugado tres partidos mientras que Uruguay clasifica jugando solo uno (eso se debe a que los rivales de Uruguay, Francia y Escocia, no se presentaron, como me explicó in situ un amigo futbolero) pero si la intención era la de llegar al espectador no experto- y porque no, a las generaciones más jóvenes- una infografía en algún momento con los datos no habría venido mal.
En cuanto a lo segundo, tampoco ocurre. El retrato de la gesta del equipo uruguayo en Maracaná se realiza de manera objetiva, sin idealizar. De hecho, es notable el respeto y detalle que se le dedica al equipo brasilero a lo largo de todo el documental, siendo verdaderos coprotagonistas de la historia. En el equipo uruguayo la atención está puesta toda en la figura de Obdulio Varela (al punto de que por momentos parece que el Mundial lo ganó él sólo, dejando a Juan Alberto Schiaffino- considerado como el mejor jugador uruguayo de la historia- relegado apenas a una mención a pié de página) y de hecho hay varios jugadores que prácticamente ni se nombran. Esta elección de protagonista- absolutamente respetable- termina por resultar (al menos, a mi) algo amarga. La idealización de Varela no cuaja por momentos- sobre todo en las entrevistas posteriores, dónde se lo muestra viejo y muy venido a menos- y si a eso se le suman datos como cuando exige un cargo público con tal de volver a la selección, da como resultado un personaje al menos gris.
Como película, Maracaná funciona perfectamente. Están muy bien alternadas las realidades de ambos equipos- uruguayos y brasileros- en su camino hacia esa histórica final. Los entrevistados- con excepciones de personajes como Eduardo Galeano o Jorge Batlle que opinan nomás por ser quienes son sin aportar ningún dato en especial- son expertos en el tema. Y la reflexión final de Gerardo Caetano, sobre que Uruguay ha vivido a partir de entonces a la sombra de ese Mundial sin jamás poder recuperarse de un hecho que a la postre resultó traumático, es excelente. Una pena que no se le dedicara más desarrollo. En definitiva, los 75 minutos que dura la película se sienten escasos y si uno se queda con ganas de más, significa que el objetivo fue alcanzado. 3. Por Fito.
Puntajes:
Federico:
Fito: 3
Gastón: 3
Leo:
Martín:
Rodrigo: 2
Promedio Tripartito: 2.66
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