Una madre (Noomi Rapace, cumplidora) y su hijo se instalan en un complejo de edificios y ya de plano nos enteramos que las cosas no andan bien. La madre es adicta al niño (de 8 años y compra el babycall del título para escucharlo dormir) y tiene marca personal de los servicios sociales a raíz de una tragedia pasada. Lo que promete ser un drama de horror a la usanza sueca lamentablemente desbarranca en una película tramposa, con un guión flojo a la hora de resolver, que termina dejando un sabor por demás insatisfactorio. Quedamos en un 2 por algún acierto temprano y el protagónico de Rapace. Por Fito.
Puntajes:
Federico:
Fito: 2
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