A esta película se la podría catalogar como una de las consecuencias post Matrix. De todas maneras, bien hecha y parejita, ambientada en un futuro totalitarista y extremo en donde Sean Bean y Christian Bale son un par de "Clérigos", que en realidad no son hombres de Dios sino ejecutores de la ley. Así funciona el mundo luego del final de la tercera guerra mundial y que a los seres humanos se les prohibe sentir, ya que los sentimientos fueron determinados como los causantes de la mayoría de los problemas de la humanidad. En medio de todo esto, se desarrolla un buen policial que resuelve para el lado de la acción a todo vapor. Vale un 4. Por Rodrigo.
Puntajes:
Federico:
Fito: 4
Gastón:
Martín:
Rodrigo: 4
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