Adore de Anne Fontaine (2013)

La situación es esta: Lil (Naomi Watts) y Roz (Robin Wright) son amigas desde la infancia. Ahora son un par de bellísimas mujeres de mediana edad y siguen viviendo en el mismo lugar (una pequeña comunidad cuasi paradisíaca de la costa australiana). Han compartido sus vidas de un modo que las ha convertido en algo más que hermanas. La relación se estrecha aún más, si es que eso era posible, cuando Lil enviuda. La verdad es que el esposo de Roz siente verdaderos celos de la amiga de su esposa. El aire de lesbianismo no consumado que flota en torno a la pareja de amigas llega a tener una presencia casi sólida. Siempre a punto de convertirse en un melodrama bastante barato (enfrenta este riesgo con sutileza) lo perturbador de la película comienza en una escena en que las amigas observan a sus hijos de apenas veinte años, corriendo olas azules, musculosos y dorados, y piensan que son "como jóvenes dioses". En este punto, uno parpadea y ya todo pasó. El affaire de cada jovencito con la madre de su amigo tiene sus propias aristas, y más allá de lo argumental hay un asunto casi filosófico (propiciado por la estupenda actuación de Robin Wright): ¿hasta qué punto lo cultural y socialmente aceptable y aceptado debe regir la intimidad de los sentimientos? ¿Qué pasa cuando uno cede a la presión externa y decide, simplemente, adecuar lo que siente a lo que debe sentir? ¿Qué es lo que se rompe? Y, al final, ¿quién sale lastimado si uno no cede, si solo escucha sus deseos? Un cómodo 3. Por Leo.

Puntajes:

Federico:

Fito:

Gastón:

Leo: 3

Martín:

Rodrigo:

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